Desarrollar la Inteligencia Emocional

Desarrollar la Inteligencia Emocional

Una necesidad para la salud del hombre del siglo XXI.

Si tenemos en cuenta la definición de salud dada por la OMS como el estado de completo Bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedades, se hace necesario adquirir herramientas que nos permitan capacitar a nuestros pacientes en el manejo de sus emociones y sentimientos así como en sus habilidades para relacionarse con otros y consigo mismos, es aquí donde la inteligencia emocional se convierte en una protagonista que nos permitirá lograr este objetivo.

Miremos ahora a grandes rasgos en que consiste la inteligencia Emocional.

El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. La Inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social y para una excelente salud corporal.

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

Aristóteles, Ética a Nicómaco.

La obra de Daniel Goleman (investigador y periodista, quien llevó el tema al centro de la atención en todo el mundo, a través de su obra ‘La Inteligencia Emocional’ (1995) intenta recuperar el prestigio de las emociones como objeto digno de estudio. La tesis de esta obra es que los tradicionales test de inteligencia (con los que se «saca» el famoso coeficiente intelectual) miden una serie de habilidades intelectuales que no suelen servir de mucho para afrontar los «problemas de la vida». Es decir, un CI (coeficiente intelectual) elevado no es garantía de felicidad, prosperidad, etc. Sirve para obtener buenas notas en la escuela pero no para responder con eficiencia frente a los distintos trastornos que se presentan en la vida diaria.

Para complementar el CI, Goleman introduce el concepto de CE (coeficiente emocional). La inteligencia emocional incluye habilidades como la capacidad de automotivarse, la perseverancia, el autocontrol. Todo podría resumirse en este último concepto, el control sobre las emociones.

Así, inteligencia es algo deseable, de lo que uno se siente orgulloso y que se asocia a competencia, facilidad y logro. Y emoción se relaciona con los sentimientos, la pasión, la libertad y la posibilidad de sentir y disfrutar, con lo más característico y lo más personal de uno mismo.

El objetivo de este artículo consiste en destacar la importancia del desarrollo de la inteligencia emocional en nuestros pacientes por varias razones:

  1. El éxito del acto médico depende de una relación afable entre los protagonistas donde el profesional de la salud ofrece su conocimiento y compresión al paciente y este último ofrece su colaboración e interés en el desarrollo de su proceso de curativo.
  2. Existe un gran número de enfermedades que se relacionan con el manejo de las emociones, si el médico ofrece una atención integral donde oriente al paciente en el adecuado manejo de sus emociones y de sus relaciones interpersonales muchas de las enfermedades incurables tendrán mejoría y otras tantas desaparecerán.
  3. Es importante destacar que el CI ha aumentado unos 20 puntos en la población en general en lo que va de este siglo, en contraste con el coeficiente emocional que parece estar disminuyendo vertiginosamente (fracaso escolar, violencia, delitos, divorcios, embarazos no deseados, enfermedades crónicas y degenerativas en personas cada vez más jóvenes etc…) Hacer crecer el CE es una necesidad que como seres humanos necesitamos para asegurar la vida sobre este planeta. Por lo anteriormente citado considero que los Médicos tenemos una enorme repercusión en el desarrollo de las habilidades emocionales de nuestros pacientes y a su vez en las de la sociedad, a través del ejemplo en el trato directo y al convertirnos en educadores que con criterio científico, divulgamos la necesidad de la salud emocional para lograr la salud corporal del ser humano y del planeta.