
La Ira “Más allá de un caracter fuerte”
LA IRA “Más allá de un Carácter fuerte”
¿Qué es la ira?
La ira, también conocida como cólera, enfado, rabia o furia, es una emoción que se caracteriza por un sentimiento de enfado o indignación. Es una emoción normal que sienten la mayoría de personas de vez en cuando. Sin embargo, cuando la ira es muy intensa o se siente con demasiada frecuencia, puede convertirse en un problema para sí mismo y para los demás. A nivel físico, provoca un aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial y los niveles de adrenalina y noradrenalina. Es considerada por los expertos como la respuesta instintiva de ataque o huida ante una amenaza percibida.
En mi consultorio he encontrado que debajo de la emoción llamada ira hay mucha tristeza y frustración, de esta forma la ira es solo una máscara que oculta a un niño interior herido que no ha podido sanar los dolores de su infancia. Durante mi consulta buscó establecer el verdadero origen de la ira para trabajarla desde el inconsciente de mis pacientes y así lograr cambios sustanciales y permanentes.
En el siglo XXI la ira es una emoción que se presenta en el 20% al 30% de la población mundial según encuesta del 2023 presentada por Gallup. Muchas personas consideran que hace parte de su carácter y que de esta manera van a lograr grandes resultados en su vida y que al expresarla evitan la sumisión y el maltrato tanto físico como emocional, otro grupo de personas son conscientes de que es un problema serio en sus vidas y se toman el tiempo para solicitar apoyo profesional.
Desde hace siglos, los psicólogos han visto la ira como una emoción natural y esencial para la supervivencia, ya que puede motivar a una persona a tomar medidas correctivas, sin embargo, cuando la ira no se controla, puede afectar la calidad de vida a nivel personal y a nivel social.
Es importante también reconocer cómo la ira mal gestionada puede generar efectos negativos en la salud, como migrañas, dolores cervicales, problemas gástricos e incluso alteraciones en los niveles de colesterol y glucosa.
Además de ser una reacción instintiva para afrontar amenazas, la ira también puede usarse como una herramienta de manipulación social, influyendo en el comportamiento de los demás.
En los últimos años se ha destacado la importancia de gestionar adecuadamente la ira, señalando que reprimirla en exceso también puede ser perjudicial para la salud del individuo.
¿Qué factores te predisponen a tener ira?
Diversos factores pueden aumentar la predisposición de una persona a experimentar ira, como el cansancio, el hambre, la insatisfacción sexual, la abstinencia, el proceso de recuperación de una lesión, el consumo de sustancias psicoactivas, la falta de empleo y los cambios hormonales. Además, situaciones familiares, sociales o económicas desfavorables, así como trastornos mentales como la ansiedad, la depresión, los trastornos de personalidad o la esquizofrenia, también pueden influir en la aparición de episodios de ira.
Tipos de Ira
Las personas expresan su ira de dos formas principales: de manera pasiva o agresiva. La ira pasiva, también llamada respuesta de “evitación” o “huida”, se manifiesta a través de la represión y negación de los sentimientos de enojo, evitando confrontaciones directas. Por otro lado, la ira agresiva está vinculada a la reacción de “ataque” y se traduce en conductas violentas, tanto verbales como físicas, con la intención de perjudicar a otros.
Ira pasiva
La ira pasiva puede manifestarse de diversas maneras, muchas de ellas sutiles o indirectas:
- Desapasionamiento: Consiste en evitar confrontaciones directas, expresando críticas a espaldas de los demás o con gestos como sonrisas falsas, miradas vacías o falta de contacto visual. También puede reflejarse en la indiferencia, la represión de emociones mediante el abuso de sustancias, la sobrealimentación, el exceso de sueño o la inmersión en actividades intelectuales o tecnológicas para evitar el contacto social.
- Derrotismo: Implica predisponer tanto a uno mismo como a otros al fracaso, adoptar el papel de víctima, depender de personas poco confiables, descuidar el rendimiento personal y expresar frustración por asuntos menores mientras se ignoran problemas más graves.
- Manipulación mental: Se traduce en provocar a otros y luego mostrarse condescendiente, recurrir al chantaje emocional, fingir enfermedades o tristeza, sabotear relaciones, provocar sexualmente y negar recursos materiales a manera de castigo.
- Autoculpabilidad: Caracterizada por disculparse de forma excesiva, ser demasiado autocrítico e invitar involuntariamente a la crítica ajena.
- Autosacrificio: manifestado al negarse a recibir ayuda a pesar de necesitarla o buscar reconocimiento a través del sufrimiento.
- Comportamiento obsesivo: Se refleja en la necesidad extrema de orden, limpieza y control, seguir dietas estrictas o caer en hábitos alimenticios descontrolados, además de exigir una perfección absoluta en cada tarea.
- Evasividad: Consiste en evitar enfrentamientos, ignorar conflictos o discusiones, dar la espalda en momentos de crisis e incluso aplicar el “trato de silencio” o “ley del hielo”, lo que puede derivar en fobias sociales.
Ira agresiva
Los síntomas de la ira agresiva se manifiestan a través de diversas conductas negativas que pueden afectar tanto a la persona que las experimenta como a quienes la rodean. Entre ellas se encuentra el acoso, que incluye amenazas directas, persecución, gritos o el uso del poder para someter a otros. También puede presentarse la destrucción de objetos o relaciones, actos de vandalismo, abuso de sustancias, conducción peligrosa o incluso delitos graves como el robo y la violencia.
Otro síntoma común es el grandiosismo, que se refleja en actitudes egocéntricas, falta de humildad, dificultad para aceptar críticas y la necesidad de ser el centro de atención constantemente. Asimismo, las personas con ira agresiva pueden mostrar un carácter nocivo a través de insultos, lenguaje ofensivo, falta de empatía y discriminación. Con el tiempo, estos comportamientos pueden hacer que la persona se vuelva tóxica en sus relaciones.
Otros signos incluyen el comportamiento maniático, caracterizado por acciones impulsivas como hablar, caminar o conducir de manera acelerada, así como un manejo irresponsable del dinero. También se observa egoísmo, con una actitud indiferente hacia las necesidades de los demás, y la tendencia a amenazar e intimidar mediante gestos agresivos o actos violentos.
La impredecibilidad es otro factor clave, pues estas personas pueden reaccionar de manera exagerada ante pequeñas frustraciones, castigando injustamente o incluso dañando a otros por placer. La venganza también es frecuente, llevándolos a aplicar castigos desproporcionados por situaciones que consideran una ofensa personal.
En los casos más graves, estas conductas pueden estar relacionadas con el trastorno explosivo intermitente, una condición caracterizada por episodios repentinos de agresividad extrema y reacciones exageradas ante estímulos mínimos.
Manejo Terapéutico para la Ira
La ira en la mayor parte de los casos, responde exitosamente a abordajes psicoterapéuticos, el uso de medicamentos solo se admite si la ira es un síntoma de otras enfermedades preexistentes tales como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia, etc.
Dentro de los medicamentos que puede usar el psiquiatra se encuentran los antidepresivos, antipsicóticos, anticonvulsivos y betabloqueantes. Estos medicamentos no atacan directamente la ira, pero tienen un efecto calmante que puede ayudar a controlarla, así como los sentimientos negativos que puede presentarse en cada uno de los pacientes.
¿Cómo realizo un tratamiento Holístico para el manejo de la Ira?
Lo primero es entender que la ira es una emoción que se produce por la presencia de otras emociones subyacentes como la tristeza y la frustración y que una vez el individuo ha identificado que tiene un problema en el manejo de su ira, es fácil iniciar un tratamiento.
Lo primero que realizo es una historia clínica completa desde tus primeros años de vida para entender el origen de tu ira, realizo e indago otros síntomas que puedan relacionarse con otro tipo de enfermedades a nivel mental que cursan también con esta síntomatología, luego te realizo un examen físico para observar cómo están trabajando todos tus sistemas, si considero necesario solicito exámenes de laboratorio para aclarar aún más tu diagnóstico.
Posteriormente armonizo tu cuerpo energético con figuras geométricas y luego elijo medicamentos Homeopáticos individualizados ya que cada persona requiere medicamentos particulares de acuerdo a su personalidad y a sus síntomas peculiares.
Organizo además un plan de sesiones de psicoterapia ya establecidas en el Método Emociones Crea donde hago uso de técnicas como la meditación activa, la movilización de emociones a través del movimiento, la regresión consciente reconstructiva, la desprogramación de bloqueos mentales y la reprogramación de nuevas redes neuronales.
El porcentaje de éxito en mis pacientes que han seguido las recomendaciones médicas y el consumo de medicamentos naturales es de un 90% en el control de la ira, pasados los primeros 3 meses de tratamiento.
Una vez has sido capaz de manejar tu ira, tu estado de ánimo cambiará completamente, tolerando mejor la frustración, eliminando emociones como la tristeza y la culpa, relacionándote mejor con otras personas, sintiendo vitalidad y energía para realizar cualquier actividad en tu vida diaria.